Plazoleta del Chorro de Quevedo quedará como nueva

Chorro de Quevedo - Foto: Carlos Lema
Chorro de Quevedo - Foto: Carlos Lema
Publicado:
2
Jun
2017
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Con una inversión de 600 millones de pesos, la Alcaldía Peñalosa recuperó y renovó la Plazoleta de Chorro de Quevedo, en el centro de Bogotá.

Esta obra hace parte del proyecto de recuperación integral del Centro Histórico de la ciudad.

Los nuevos mobiliarios, la transformación del piso, señalización, iluminación y las plantas, que se instalarán con la asesoría del Jardín Botánico de Bogotá, serán los protagonistas de la revitalización de este céntrico lugar.

“La plazoleta no tenía los materiales adecuados y estaba deteriorada. Así que desarrollamos un proyecto de renovación y actualización, que finalmente ejecutamos”, indicó Mauricio Uribe, director del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (Idpc).

El funcionamiento de la pila de agua -ubicada en el centro de este sitio- será una de las novedades con las que se encontrarán los ciudadanos, la cual había dejado de funcionar desde 1984, casi el mismo tiempo de su instalación.

“Restauramos la pila de agua, la arcada y la escultura del malabarista y se retiraron los elementos que impedían la circulación”, afirmó Miguel Ángel Villamizar, arquitecto del Idpc.

Por su parte, Uribe aclaró que al momento de la intervención, encontraron una superficie con graves problemas de accesibilidad y desniveles.

De ahí que desde este mes todas las personas, sin importar su condición de discapacidad, van a poder disfrutar del Chorro de Quevedo.

Con esta inversión, la Alcaldía Peñalosa espera que este lugar siga siendo un sitio de encuentro.

En los próximos meses la capilla San Miguel de Príncipe, construida en 1969 y ubicada en una esquina de la plazoleta, se convertirá en un recinto cultural liderado por el Idpc.

El Chorro de Quevedo no era intervenido desde 1982 y parte de los recursos que se invirtieron estaban presupuestados desde el 2014, por lo que la Administración los retomó para lograr su ejecución.

Chorro de Quevedo - Foto: Carlos Lema