Con Aterciopelados y la Filarmónica 78.000 personas cerraron el cumpleaños 480 de Bogotá

Foto: Kike Barona / OFB
Foto: Kike Barona / OFB
Publicado:
7
Ago
2018
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De un lado la muchedumbre: 78.600 personas. Y al frente en escenario una combinación algo extraña: la Orquesta Filarmónica de Bogotá (OFB) organizada a la perfección como una tropa y la banda de rock Aterciopelados con Andrea Echeverri a la cabeza sin abandonar su estilo hippie, ni más faltaba.

Y lo que luce disfuncional en el título del concierto, 'Aterciopelados Filarmónico', combinó de inmediato desde la primera nota de la canción Rompecabezas, que empezó a sonar a las 7:20 de la noche en el parque Simón Bolívar. Así comenzaba el cierre del cumpleaños 480 de Bogotá, un regalo del alcalde Enrique Peñalosa para los ciudadanos con el apoyo del Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD).



Para la segunda canción el maestro Leonardo Marulanda, que dirigió con su batuta la Orquesta Filarmónica durante la noche, se dejó contagiar de la mítica banda y aceptó vestirse de Aterciopelado. Retirándose su sobrio abrigo lo cambió por una chaqueta de cuero con un enorme tigre bordado en la espalda.

Entre clásicos del rock noventero como El Estuche, Baracunatana, Florecita Rockera, El Álbum, Bolero Falaz; nuevas canciones del trabajo de Atercipelados 'Claroscura', y los arreglos en cada instrumento de las orquestas prejuvenil, juvenil y de mayores de la Filarmónica transcurrió una noche mágica en el parque donde no cayó una gota de agua por fortuna.



Andrea Echeverri y Héctor Buitrago acompañados de su banda, y en llave con la OFB, luego de meses de trabajo y arreglos, le cantaron a Bogotá, contra el maltrato infantil, contra el machismo, a Colombia y a las nuevas generaciones en un llamado de paz y sana convivencia.

Fueron dos horas de música que se cerraron por lo alto. Un extenso espectáculo de juegos pirotécnicos que alumbró el cielo mientras en tarima niños y jóvenes del grupo musical y de artes escénicas Clara Luna cantaban El Himno a la Alegría, para después darle paso a un DJ que cerró la fiesta con música electrónica. Y el cielo seguía iluminado por la pólvora que no dejaba de brillar en los cumpleaños 480 de Bogotá.