“Ante las dudas: hechos” Gustavo Petro

Publicado:
8
Jul
2013

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El alcalde mayor de Bogotá, Gustavo Petro, mediante columna de opinión en el periódico El Tiempo, se dirigió a todos los ciudadanos, especificando cinco argumentos básicos, demostrando que Bogotá si vive un Nuevo Tiempo.

Columna tomada del Diario El Tiempo

Son cinco los argumentos que se han esgrimido en el proceso de revocatoria del mandato de este gobierno. Rebatirlos es posible desde dos perspectivas: la objetiva, que se relaciona con el cumplimiento del programa de gobierno porque obedece a acciones concretas realizadas por la Administración para implementar el Plan de Desarrollo, y la segunda se funda en la percepción y se puede medir mediante encuestas.

De acuerdo con el primer argumento, existiría una insatisfacción generalizada sobre el servicio de aseo en Bogotá. Los datos son contundentes: el 68 por ciento de la ciudadanía, según la encuesta publicada por CM& el primero de julio, califica satisfactoriamente la calidad de la recolección de las basuras en su barrio. Además, 13.276 recicladores hacen parte del programa de inclusión ordenado por la Corte Constitucional para restablecer sus derechos; las toneladas recicladas en Bogotá aumentaron 42 por ciento; cerca de mil millones han sido pagados a recicladores; se han habilitado tres bodegas distritales para pesaje, y la empresa pública cuenta con una flota moderna y amigable con el ambiente.

La segunda tesis descalifica la política de movilidad. Aun cuando sería necio negar el problema, en el 2011 la movilidad promedio era de 23,2 k/h, y en el 2012 pasó a 24,2 k/h; en menos de cinco años Bogotá tendrá la primera línea de metro, una necesidad postergada por décadas y sucesivos gobiernos, que se hace realidad en Bogotá Humana; el SITP se está implementado y transformará la historia del transporte en Colombia; el pico y placa disminuyó en 42 horas mensuales la restricción; se han intensificado acciones y presupuesto para la reparación de la malla vial local, y las obras de infraestructura están siendo ejecutadas. Con cifras concretas podemos demostrar que se han salvado vidas y que la ciudad hoy es más respetuosa con niños, niñas, peatones y ciclistas.

El tercer argumento cuestiona la educación. Coincidimos en que la educación es el camino sostenible al progreso de una sociedad. Por ello, esta Administración pasó de 2,2 en el 2011 a 3,2 billones de pesos en el 2013; hoy, 97.263 estudiantes de educación inicial, básica y media cuentan con jornada de 40 horas semanales (en el 2012 llegamos a 16.700); se han destinado 35.000 millones de pesos a formación de docentes en maestrías, doctorados y especializaciones, cuando en el 2011 ese presupuesto no superó 2.800 millones; 33.000 niños 'nuevos' de 0 a 3 años están siendo atendidos en el ámbito familiar o institucional con salud preventiva, educación preescolar y actividades artísticas. Entonces, es comprensible que un 63 por ciento de la ciudadanía apruebe nuestra gestión, según la encuesta de CM&.

El cuarto punto se relaciona con la gestión en salud. Si bien el problema de atención en salud es dramático a nivel nacional, Bogotá Humana ha atendido a más de 650.000 familias en 85 territorios saludables, con 1.005 equipos de profesionales de diferentes áreas. En consecuencia, según cifras oficiales, han disminuido las tasas de mortalidad materna e infantil y de enfermedad respiratoria aguda, así como los índices de embarazo adolescente y suicidio. Hoy alcanzamos 95 por ciento de cobertura en vacunación de niños menores de 1 año y pasamos de 7.700 niñas y adolescentes a 267.000 vacunadas contra el virus del papiloma humano. En total se ha atendido de manera preventiva a más de 2'500.000 ciudadanos.

El último argumento habla de la inestabilidad del gabinete. Concibo al equipo de gobierno como la mejor selección, porque las ingentes necesidades de la ciudadanía exigen a los mejores jugadores.
El gobierno de Bogotá Humana es valiente y transformador. Ojalá las circunstancias que rodean las decisiones fueran más serenas, pero para nadie es un secreto que las transformaciones generan una resistencia inicial, reemplazada finalmente por la evidencia de que el beneficio general es también el beneficio de cada miembro de una sociedad democrática.