Tierra, saberes y vida: así es la escuela en la Bogotá rural

Educación_rural_Foto: Secretaría_de_Educación
Publicado:
26
Feb
2018
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En la Bogotá verde y campesina hay 26 escuelas oficiales en donde 12.698 niñas, niños y jóvenes (a corte de 2017) viven, siembran y aprenden.
Para reconocer su diversidad e integrarlas a la gran apuesta de convertir a la capital en una ciudad educadora, el gobierno del alcalde Enrique Peñalosa avanza en la construcción participativa de la Política Educativa Rural del Distrito.
En esta misma dirección trabajan los maestros del colegio Pasquilla ubicado en la zona rural de Ciudad Bolívar, quienes tienen “el reto de rescatar el valor de la ruralidad y que al mismo tiempo nuestros estudiantes tengan las mismas oportunidades de la zona urbana”, explica el docente William Roldán. Para lograrlo, entre otras acciones, acerca la tecnología al proyecto ‘Permacultura’, a través de temas de robótica y de energía solar y renovable.
La dinámica escolar se realiza cada jueves desde hace cinco años, los maestros Martha Neusa, Luz Marina Beltrán y Willam Roldán implementan este proyecto con el objetivo de “rescatar el valor de la ruralidad y promover procesos de aprendizaje sin contaminar el ambiente, reutilizando los residuos que se generan en el colegio para darles una nueva vida y proteger el entorno que nos rodea”.
Los estudiantes realizan diferentes actividades que ponen a prueba sus saberes para crear, investigar, compartir y aprender. Elaboran tejidos, pinturas ecológicas, sombreros, canastos y bolsas. También participan en la creación de una huerta, en la que, por ejemplo, utilizan como materas los recipientes en los que reciben el servicio de alimentación escolar del Distrito.
Lo más emocionante de ser maestro en la ruralidad, además de este paisaje cargado de paz y tranquilidad, es que “hay un gran intercambio de saberes; incluso para los maestros que no conocemos del campo. Los niños cuyas familias viven en parcelas nos enseñan las técnicas, las plantas que se dan en la zona, cómo sembrarlas. Es increíble aprender de ellos y que sus compañeros de la ciudad también tengan esa oportunidad”, agrego William Roldán.
Independientemente del lugar en donde viven, en la sede B del colegio Pasquilla donde la ruana, el impermeable y las botas pantaneras forman parte del uniforme diario, el entorno rural es el mejor salón de clases. Cada especie de fauna y flora es una lección por aprender, así como el recorrido hasta el embalse La Regadera ofrece un sinfín de conocimientos.