De picota pública a fuente de agua

Publicado:
4
Dic
2012
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El mono de la pila, estuvo hasta 1846 en el centro de la Plaza Mayor; situada ésta en la plazoleta de San Diego, mirando al norte y dando la espalda a la iglesita colonial dedicada a San Diego de Alcalá.

En 1583 los indios continuaban lavando ropa en los ríos San Francisco y Manzanares, la gente del servicio se bañaba en ellos y a ellos iban a parar las basuras. En esas circunstancias se promovió en la ciudad una petición a la Real Audiencia en la que se argumentó sobre la urgente necesidad y conveniencia de conducir el agua hasta la plaza, de donde se tomaría de una fuente que para el efecto se construiría.

Para financiar la obra se propuso el recaudo de los fondos requeridos mediante un impuesto a la carne y al vino. La ciudad carecía de las fuentes de ingresos conocidos como propios. También se pidió que, si bien debía instalarse la fuente de agua en la plaza, no debía dejarse allí el “rollo”, es decir la picota junto a la que se ajusticiaba a los infractores de la ley, la mayoría de ellos miles de inocentes indios.

La respuesta a esta petición de la comunidad fue excesivamente lenta. Prácticamente un año más tarde el Cabildo ordenó la construcción de la tan solicitada fuente en el centro de la Plaza Mayor. Situada esta en la plazoleta de San Diego, mirando al norte y dando la espalda a la iglesita colonial dedicada a San Diego de Alcalá.

El más importante oidor, Alonso Pérez de Salazar quitó el rollo o picota y en su lugar, colocó en la plaza la fuente de agua. Extraña paradoja esta ya que él había hecho un amplio y sangriento uso de esa columna de piedra, símbolo de justicia.

La fuente, construida en piedra reposa en una columna estriada con elegantes relieves. Del centro se alza una base adornada con lacerías y follajes, sobre la cual descansa un globo en forma de elipsoide, en el que hay grabados cuatro blasones; al sur, con una cruz de San Andrés y nueve estrellas; al oriente una granada, símbolo del Nuevo Reino; al norte, las armas de España, y al occidente, las de Santa Fe de Bogotá, con su águila negra en fondo dorado, orlada de granadas de oro en fondo blanco. Corona la fuente un tosco Neptuno, cuyo brazo izquierdo está roto. La fuente a la que hicieron más tarde algunas modificaciones estaba dotada de ocho pajas de agua.

El mono de la pila, nombre que la costumbre popular y cotidiana le dio a esta fuente, expresión que significó la inutilidad de las demandas y querellas ante los funcionarios del Nuevo Reino y que hoy la entendemos como imposibilidad de abrir puertas, ocupó ese lugar hasta 1846, año en que fue sustituida por la estatua de Bolívar y se trasladó a la plazoleta de San Carlos actual plazoleta Rufino José Cuervo. Posteriormente la antigua pila fue llevada al Museo Nacional y luego al Museo de Arte Colonial donde aún se encuentra.