Se rinde homenaje a Álvaro Mutis en La Candelaria

En homenaje a Álvaro Mutis, la Biblioteca Luis Ángel Arango -BLAA- realizará una lectura en voz alta de poemas y fragmentos de su obra, así como la publicación de un texto inédito de J. G. Cobo Borda sobre el escritor.

“… en recuerdo de cada palabra suya, se alzaron para decirle al Estratega que su vida no había sido en vano, que nada podemos pedir, a no ser la secreta armonía que nos une pasajeramente con ese gran misterio de los otros seres y nos permite andar acompañados una parte del camino.” Álvaro Mutis en La muerte del Estratega.

Escritores, editores, artistas, amantes de la lectura y las personas que quieran participar de manera gratuita, se darán cita el próximo viernes 27 de septiembre de 2013, entre las 12:00 m y las 2:00 p.m., en la Plazoleta del Museo de Arte del Banco de la República, calle 11 No.4-21 frente a la BLAA, localidad de La Candelaria, para leer sus fragmentos favoritos de la obra de Álvaro Mutis.

Los invitados, entre ellos Juan Gustavo Cobo Borda, Joe Broedrick, Federico Díaz-Granados, Hugo Chaparro Valderrama, Ramses Ramos, Enrique Serrano y Hernán Méndez, además, contarán cómo llegaron a él y qué es eso profundamente humano que tiene la obra de Mutis y que nos hace sentir en compañía de un querido y viejo amigo.

Como parte de este homenaje, además, la biblioteca publicó “El café y la cultura” de Juan Gustavo Cobo Borda, un texto inédito en el que, por un lado, se recuerda la formación heterodoxa de Mutis en los cafés de Bogotá en los años 30 y 40, junto a interlocutores de la talla de León de Greiff y Jorge Zalamea; y por el otro, durante su exilio en México, sus nostalgias de Colombia, del Tolima y de la tierra caliente, temas que concentró en su primer libro publicado en el país azteca, Los trabajos perdidos, obra en la que curiosamente evoca una de las máscaras poéticas de León de Greiff: Matías Aldecoa, en quien Mutis ve el nacimiento y la proyección de Maqroll el Gaviero, su propia máscara.

Lea aquí el artículo completo de Juan Gustavo Cobo Borda »